En la sociedad actual tenemos una gran necesidad de ocupar el tiempo, incluso cuando estamos de vacaciones optamos por hacer múltiples actividades. Tendemos a ocupar el tiempo porque vivimos con la idea del rendimiento y la productividad.
Cuando vamos de viaje solemos hacer un itinerario para ver el mayor
número de lugares posibles dándole mayor relevancia a la cantidad que a la
calidad. Vamos acumulando imagen tras imagen pero debemos pararnos y
apreciar donde estamos. Invertir parte del día en contemplar el paisaje, en
admirar sus costumbres o en mantener una charla amistosa con las personas
del país que visitamos.
En nuestro día a día ya sea entre
semana con el instituto o en días festivos hacemos todo lo posible por no hacer
nada en ningún momento sino en ocupar las horas. Sería un buen ejercicio para
la mente dejar huecos en blanco en nuestra agenda y emplear ese tiempo libre en
pensar, imaginar, crear… En definitiva se trata de aburrirse sin que nos vengan
los remordimientos de que no estamos aprovechando nuestro tiempo.
El término del ocio también se está trastocando en los últimos años. Invirtiendo nuestro tiempo en algo solo porque nos sea útil como aprender idiomas o hacer deporte, en lugar de hacerlo porque nos guste. Elegimos dándole preferencia a si nos va a servir en un futuro en vez de mirar hacía nuestros gustos.
Dejando a un lado las actividades que nos facilitaran el camino, debemos tener un tiempo de entretenimiento no productivo, es decir, que no lo hagamos con ningún propósito ni meta. Puede surgir alguna idea que nos sorprenda, nos alegre y queramos llevarla a cabo sin recibir nada a cambio. Los grandes inventos siempre han surgido después de un tiempo de reflexión.
Un ejemplo personal de cuando yo era no muy pequeña serían esas tardes en las que una vez terminadas mis obligaciones, hacía uso de mi imaginación. Invertía tardes enteras dibujando, haciendo manualidades con plastilina o arcilla entre otras. Ahora las guardo con valor y me pregunto ¿por qué no he continuado haciéndolo? Una de mis hipótesis es la existencia del teléfono móvil aunque ese ya es un tema muy amplio del cual ya escribiré.
“La felicidad reside en el ocio del espíritu” dicha por Aristóteles. “El sabio uso del ocio es un producto de la civilización y de la educación” Bertrand Russell. La importancia del tiempo libre es la creación de cultura y los procesos creativos.
El término del ocio también se está trastocando en los últimos años. Invirtiendo nuestro tiempo en algo solo porque nos sea útil como aprender idiomas o hacer deporte, en lugar de hacerlo porque nos guste. Elegimos dándole preferencia a si nos va a servir en un futuro en vez de mirar hacía nuestros gustos.
Dejando a un lado las actividades que nos facilitaran el camino, debemos tener un tiempo de entretenimiento no productivo, es decir, que no lo hagamos con ningún propósito ni meta. Puede surgir alguna idea que nos sorprenda, nos alegre y queramos llevarla a cabo sin recibir nada a cambio. Los grandes inventos siempre han surgido después de un tiempo de reflexión.
Un ejemplo personal de cuando yo era no muy pequeña serían esas tardes en las que una vez terminadas mis obligaciones, hacía uso de mi imaginación. Invertía tardes enteras dibujando, haciendo manualidades con plastilina o arcilla entre otras. Ahora las guardo con valor y me pregunto ¿por qué no he continuado haciéndolo? Una de mis hipótesis es la existencia del teléfono móvil aunque ese ya es un tema muy amplio del cual ya escribiré.
“La felicidad reside en el ocio del espíritu” dicha por Aristóteles. “El sabio uso del ocio es un producto de la civilización y de la educación” Bertrand Russell. La importancia del tiempo libre es la creación de cultura y los procesos creativos.
1. ¿Comprende el tema y los problemas sobre los que escribe?
ResponderEliminarEl trabajo muestra un conocimiento básico del tema, aunque el desarrollo de sus diversos aspectos e ideas aún es limitado. Se aprecia una asimilación crítica básica del mismo.
2. ¿Aporta argumentos y no solo hace afirmaciones?
El trabajo es claramente de elaboración propia, pero escasean los argumentos.
3. ¿Las ideas se desarrollan en base a una estructura narrativa bien organizada?
La presentación de las ideas no sigue estrictamente una secuencia lógica, argumentativa.
4. ¿Usa una prosa sencilla fácil de leer y de comprender? Escasa utilización de estructuras gramaticales complejas lo que, a veces, resta brillo a su prosa.
5. ¿El trabajo contiene ejemplos y metáforas?
Utiliza ejemplos y metáforas para explicar conceptos centrales en la argumentación del tema.
6. ¿Presenta con claridad y exactitud las ideas de otr@s filosof@s?
Utiliza con claridad y precisión ideas de la tradición filosófica relevantes para la defensa de su tesis y el desarrollo de sus argumentos, aunque éstas se aportan en forma de anexo.