¿Existen
las clases sociales y el conflicto entre ellas?
“La
historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días
es la historia de las luchas de clases sociales”, sostuvo Marx en
el Manifiesto comunista.
Se nos plantea si en la sociedad del siglo XXI, en la sociedad moderna, aún persisten las reflexiones filosóficas del que es considerado uno de los grandes pensadores de la historia de la humanidad, hablamos de Karl Marx y sus ideas en torno a la lucha de clases. Estas ideas han quedado plasmadas de forma inmediata en la sociedad real de los últimos dos siglos con sus distintas interpretaciones y corrientes ideológicas. Comenzamos analizando la visión de este gran filósofo y los conflictos que fundamentan su pensamiento.
La ilustración establecía una conexión entre la condición de ciudadano y la propiedad privada, considerando ciudadano independiente al que efectivamente poseía dicha propiedad frente al que no la posee y tiene, por tanto, sus derechos de propiedad hipotecados. Kant desarrolla este concepto considerando ciudadano el “que uno sea su propio señor (sui iuris) y, por lo tanto, que tenga alguna propiedad (incluyendo en este concepto toda habilidad, oficio, arte o ciencia) que le mantenga”(Ak.-Ag.VIII,295).
Para Marx, las clases sociales no son más que una consecuencia de la economía política de la sociedad moderna, en concreto, centra sus ataques en el modo de entender el sistema capitalista, la producción orientada hacia la acumulación de riqueza per se. Todas estas ideas se exponen en la obra cumbre de Marx, El Capital, donde afirma: “TODA la riqueza tiene forma de mercancía”.
Pero, ¿qué es la sociedad moderna? Según Marx, esta sociedad está formada por tres elementos diferentes, relacionados y esenciales puesto que, sin alguno de ellos, ya no sería una sociedad moderna sino otra, el Mercado, el Capitalismo y el Derecho. Estos elementos unidos forman un ÚNICO elemento, la sociedad moderna. Así, si entendiésemos el Mercado sin el Capitalismo, surge un mercado hipotético que, probablemente, nunca existió, donde los productores intercambiaban sus productos intentando obtener el mejor cambio.
A lo largo de la historia, las sociedades siempre han estado divididas en diferentes clases sociales, que, además son antagónicas entre sí y dependientes la una de la otra. El criterio de adscripción a una clase o a otra siempre ha sido el mismo, la relación que uno tiene con lo que produce, la propiedad. Así en el sistema capitalista aparecen dos clases: el proletariado (la gran mayoría), que produce pero no se beneficia de ello, no es propietario de lo que produce, y la burguesía (la minoría), que es propietaria de lo que no produce y cuyo objetivo es maximizar la producción con el único foco de obtener el mayor beneficio posible, siempre atendiendo al tercer elemento, el Derecho, ya que en esta sociedad nadie roba a nadie, nadie es esclavo de nadie y nadie se aprovecha de nadie.
Entra en juego la dinámica capitalista de producción por la que, el proletario acude al mercado para vender su fuerza de trabajo (lo único que posee), y el burgués adquiere el derecho de uso de esa fuerza de trabajo, sus capacidades físicas e intelectuales, durante un periodo de tiempo, a cambio de una contraprestación normalmente pecuniaria, el salario.
La sociedad capitalista constituye una carrera por la producción; lo que produzco, fruto de la fuerza de trabajo produce un PLUSVALOR. Es decir, el productor ha renunciado previamente a los derechos de lo que produce y, el empleador se apropia de parte de las mercancías a cambio de ese salario, tras cubrir sus costes. Pues según Marx: “La producción capitalista no es simplemente la producción de mercancías: es esencialmente la producción de plusvalía”. Por ejemplo, si un empleado de una fábrica de coches trabaja diez horas diarias produciendo veinte coches al día; con solo cinco horas de trabajo ha producido el equivalente a su salario en coches, a partir de ese momento, las cinco horas restantes, produce otros diez coches (el plusvalor), el propietario debe convertir ese plusvalor en dinero para poder seguir con esta dinámica.
Tenemos por tanto claramente diferenciados dos clases sociales, uno, los que no son propietarios de lo que producen y, por otro lado, los que sí son propietarios de lo que no producen; es decir, entre los propietarios de los medios de producción y los que únicamente aportan su fuerza de trabajo, aquellos que no poseen más que ¨su propio pellejo¨.
Sentadas estas bases y centrándonos en la sociedad de hoy, existen pruebas palpables de la persistencia de la lucha de clases. Los sistemas legislativos actuales han incorporado la negociación colectiva e incluso el derecho de los poderes políticos a intervenir en el precio de la mano de obra fijando mínimos. Por ejemplo, el salario mínimo interprofesional o la limitación de la jornada laboral. Estas conquistas de la clase trabajadora constituyen así un reconocimiento tácito de las clases sociales pues se reconocen reglas para proteger a los individuos de una clase social frente a otra.
Hoy en día, los medios de comunicación han acuñado nuevo términos para referirse a las clases sociales. Es muy común que hablen de clases bajas, medias o altas. En encuestas llevadas a cabo, la mayor parte de la población se considera perteneciente a la clase media, que en cierta forma podemos identificar con la clase trabajadora. La lucha de clases persiste, pues la clase trabajadora reivindica una redistribución de la riqueza frente a las minoritarias de las clases altas que se oponen a ella. En la joven democracia española, se han ido turnando en el poder dos formas de entender la acción política y su influencia en la economía. De una parte, cuando hay gobiernos progresistas, estos se vuelcan en una mayor protección social y un incremento de la carga impositiva para redistribuir la riqueza. De otra, los gobiernos liberales intentan dinamizar la economía y el empleo bajando impuestos al empleador, lo que en ultimo termino lleva a una menor política social. En estos últimos años, han surgido nuevos partidos que exponen de forma expresa la actual lucha de clases y explican la forma en la que los que ostentan el poder económico dominan el estado de derecho para ponerlo a su servicio, los llaman ¨la casta¨.
Todos estos razonamientos nos llevan a la conclusión de que hoy en día la lucha de clases sigue siendo un tema de actualidad aunque hayan variado las formas de definir los conceptos adaptándolo a la nueva realidad social y al momento tecnológico concreto. Nos queda por ver si la llamada cuarta revolución industrial con toda su innovación nos lleva a una sociedad más justa, hablamos de robots, inteligencia artificial, machine learning, Internet de las cosas, etcétera... La universalización de Internet en las dos últimas décadas ha supuesto una ruptura en cuanto al acceso a la cultura y la educación a nivel mundial. Hay quien vaticina una sociedad en la que los robots lo hacen todo y no hace falta trabajar. Habría una renta universal para todos los individuos sin ningún tipo de contraprestación, que satisfaría sus necesidades básicas. La diferencia de clases se mantendría en la voluntad de cada individuo hacía la mejora de su situación de partida en base a sus cualidades y actitudes/aptitudes.
Webgrafía:
https://marxismocritico.com/2013/03/15/capitalismo-y-ciudadania-la-anomalia-de-las-clases-sociales-luis-alegre-zahonero-y-carlos-fernandez-liria/
Carlos Fernández Liria. Marx desde cero. Capítulo VI. Ciudadanía y clases sociales: El Derecho bajo condiciones capitalistas.
https://www.vnavarro.org/?p=9694
https://blogs.publico.es/dominiopublico/1129/%C2%BFexisten-clases-sociales/
https://ww.elconfidencial.com/cultura/2016-06-06/nueva-lucha-de-clases-zizek-rendueles-medina-ferriz 1211269/
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